miércoles, 11 de abril de 2012

Dime que:

Nunca sabré si atado a la verdad estaré,
Que aprenderé a sincerar todo lo que diré,
Que solo a mirar y no observar aprenderé,
Que puedo tan solo caminar. Solo dime que:
No puedo mentir al no decir la verdad,
Que no voy crecer al continuar mi caminar,
Que puedo morir con una sonrisa de par en par.
Solo dime que:
Caminar es solo dar un paso más,
Que la hipocresía es una muestra de amistad,
Que puedo olvidar los clichés sin enemistar,
Que la sinceridad no es un sueño sino realidad,
Que el miedo puedo expresarte,
Que el tiempo puede curarte,
Que el viento puede llevarte,
Todo lo que te he hecho. Solo dime que:
No puedo mentir al no decir la verdad,
Que no voy a crecer al continuar mi caminar,
Que puedo morir con una sonrisa de par en par.
Solo dime que:
Las luces que veo a lo lejos no se irán,
Que las lágrimas que derramé de algo servirán,
Que las cadenas que rompí no te atarán,
Que las alas que construí no te aplastarán,
Que si contigo ha hablar volveré alguna vez,
Que la honestidad de mis palabras esconderé,
Que poder escucharte reír al guardar mi ser.
Dime que quieres, tan solo dime que.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Astro errante


Un océano gris de incautas emociones,
mares de odio, de amor y de otras sensaciones.
Con barcos de recia y fría madera,
con mástiles de miedo y desconfianza sincera.

Mas no todos son blindados acorazados,
no todos miran con miedo tras cañones armados,
algunos son simples y ágiles veleros
haciendo frente al viento y a futuros venideros.

Mas no podemos olvidar los cruceros,
grandes barcos de altos cascos como luceros.
Llenos de luces que brillan poco,
llenos de miedo y conformismo que los vuelven tosco.

Y a pesar de que veo barco tras barco pasar,
aunque el horizonte no se arte de tragar y tragar,
aunque ni el sol ni la luna me hagan un lugar,
soy feliz de mirar tras las altas nubes mi futuro hogar.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Harto estar

Me encuentro contemplando
la contemplación de mi ser,
que se pregunta día a día
como hacer para crecer.

Me encuentro respondiendo
a la respuesta que enuncié,
que no responde a nada
de lo que alguna vez pensé.

Me encuentro totalmente solo
sentado al lado de mi soledad,
que no me mira, no me habla,
no me da ni un poco de piedad.

Y sigo desojando el mismo calendario,
Y sigo llamándome poeta por necesidad,
Y sigo envejeciendo en el mismo vecindario,
Y sigo intentando develar la misma realidad.

Me encuentro harto ya
de estar harto de preguntar,
al mundo que me dejo solo
y me abandono en este lugar.

Me encuentro cansado
pero no de mi lento caminar,
sino del mismo camino
que tras la ventana no dejo de mirar.

Me encuentro a un paso
de soltar el peso siempre debí acarrear,
de olvidar la vida y la muerte,
de simplemente comenzar a vagabundear.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Muere un mal sueño

Miro a lo alto, miro a los cielos,
piso basura, piso el recelo,
canto mentiras, canto lo cierto,
cayo verdades, cayo el deseo.

Te miro de frente, caigo fuerte,
te susurro suave, sonido estridente,
te tomo la mano, tiembla mi mente,
busco tus labios, temo mi muerte.

Despierto cansado, nadie a mi lado,
me levanto despacio, levanto el pasado,
avanzo cabizbajo, el cielo espantado,
miro por la ventana, el día ha pasado.

Seco mi rostro, mis ojos resecos,
esmero una sonrisa, me siento hueco,
busco una estrella, el cielo de duelo,
una noche nublada, sigue el enjeco.

Miro hacia el suelo, ya no puedo,
el viento enfurece, mi vida a lo lejos,
me estrello de frente, se vuelve negro,
ahora despierto, por fin acaba el sueño.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La prisión

Pregunto al viento al atardecer,
el nombre que no he de reconocer,
el que deseé olvidar y desaparecer,
el que creí perder para volver a nacer.

Un nombre que en tu cara yo grité,
que a un oído suavemente susurré,
que muchas veces con orgullo alcé,
y en otras tantas con vergüenza oculté.

Y es ese nombre quien me precede,
quien me presenta ante los extraños,
el que recuerdan mis amigos hace años,
y que me acusa de mis faltas y engaños.

Es el mismo con el que creamos todo,
cuando forjamos nuestras alas de lodo,
cuando intentamos volar y solo escurre,
como el tiempo que entre rejas se pudre.

Es él, quien nos encadena nuestro aliento,
quien pinta los sueños del pensamiento,
que nos dice día a día “yo nunca miento,
yo no cambio” por mas que eso nunca siento.

Es por eso que te pregunto, viento:
¿cuan alto podemos volar con nuestras alas,
que forjadas de las cadenas de las que huímos,
son iguales a lo que dibuja el destino que señalas?

domingo, 31 de julio de 2011

Por última vez

Sigo pensando una y otra vez
quien soy o que es lo que debo hacer,
sigo pensando sin siquiera querer.

A cada día, a cada segundo,
acercándonos muy temerosos
pues amenaza el fin del mundo,
y un futuro incierto y tenebroso.

Sigo pensando una y otra vez
quien soy o que es lo que debo hacer,
sigo pensando sin siquiera querer.

Vivimos así, mirando por las ventanas,
un cielo azul y nubes blancas,
a personas sentadas en bancas
sonriéndoles a una vida llena de canas.

Sigo pensando una y otra vez
quien soy o que es lo que debo hacer,
sigo pensando sin siquiera querer.

He ingenuo vuelvo a preguntar,
¿porque miedo debemos albergar?
¿porque es qué dudamos en avanzar,
si todo clama que va a acabar?

Sigo pensando una y otra vez
quien soy o que es lo que debo hacer,
sigo pensando sin siquiera querer.

Que al igual que el azul cielo tras la tormenta,
vemos optimistas tras las ventanas,
aún cuando muy adentro fermenta
el pánico que significa otra tormenta.

Seguía pensando una y otra vez
quien fui o si hice lo que debía,
seguía pensando aún cuando no quería,
seguía pensando lo mismo por última vez.

martes, 19 de julio de 2011

En una ciudad

En una ciudad que poetas olvida.
En una ciudad que se mueve sin vida.
En una ciudad donde ya no hay salida.
En una ciudad que es apenas conocida.

En donde las imágenes solo son orillas
y las palabras solo son mentiras,
donde todas las personas son entre comillas
y de ellas los sentimientos retiras.

Es ésta la cual todos le llaman Santiago,
y respecto a la cual nada yo hago,
pues cuando desciendo bajo el cemento,
cabizbajos los veo en todo momento.

Y cuando vuelvo a salir a aquel aire frío,
no oigo en el montón al más fuerte latido,
pues a mi lado corre todo aquél gentío
acallado por de las bocinas el sonido.

Así pues, en vez de mirar fuera de esa ventana rota
a través del espeso humo del crecimiento
por sobre una agónica voz que se agota
en aquellos comerciantes del conocimiento.

Y prefiero escribir a un ingenuo lector
o quizás a alguien que quiera leer y aprender,
que dar un pie por el ideal de algún sector,
por ser uno mas de quienes nunca van a aprender.

En una ciudad donde al pasado se olvida.
En una ciudad donde vale más muerte que vida.
En una ciudad que de noticias es abatida.
En una ciudad que en verdad, jamas es conocida.