Porque muchas veces me levanto,
Y otras veces me siento y escribo,
Otras veces las palabras esgrimo,
Y me aburro de tanto en tanto.
Así cuanto el tedio es fuerte,
Cuando mi gloria fácil ha sido,
Cuando el futuro se ve simple y aburrido,
A veces pienso que caigo inerte.
Pero no es el cuerpo lo que muere,
Sino un alma sedienta de desafíos,
Que sin importarle armarse de enemigos,
Despoja de su trono a la muerte.
Y como un dios impío se alza,
Entre miles de ángeles de alas mansas,
Entre miles de ingenuos caminando de espaldas,
Entre miles de almas vacías de esperanzas.
Y como si fuera poco ella se levanta,
Mira con desprecio y un grito lanza,
Dice “muéranse basuras cascaras rascas”
“no soy como ustedes almas insanas”.
Pero se vuelve a sentar, aburrida,
Nadie responde a ninguna palabra,
Sin importar lo macabra,
Sin importa lo demoniaca sea su movida.
Así piensa que muchas veces se levanta,
Que muchas otras se sientan y escribe,
Que muchas otras palabras esgrime,
Y se aburre de morir sola condenada.
lunes, 22 de noviembre de 2010
lunes, 15 de noviembre de 2010
Frente a un espejo roto
Mientras miro aquel espejo roto,
Donde veo decenas de otros,
Que siendo yo no me reconozco,
Que me miran con expresiones que desconozco.
Así yo con ellos converso,
Me hablan en canciones y yo respondo en versos,
Algunos creen en dios y otros en algo más perverso,
Y a pesar de ello nos entendemos.
La conversación se vuelve densa,
Algunos proclaman la ciencia y otros ni piensan,
Algunos quieren vivir y otros solo observan,
Algunos sonríen y otros la muerte anhelan.
Todos ellos quieren hablar por mi lengua,
Todos luchan en esa guerra sin tregua,
En esta masacre que nunca mengua,
Sin hacer favores y nunca quedar en deuda.
Pero inevitable es seguir hacia adelante,
Y dar la espalda a discusiones y debates,
Porque el tiempo avanza y el corazón late,
Sin esperar respuestas de pensadores agonizantes.
Donde veo decenas de otros,
Que siendo yo no me reconozco,
Que me miran con expresiones que desconozco.
Así yo con ellos converso,
Me hablan en canciones y yo respondo en versos,
Algunos creen en dios y otros en algo más perverso,
Y a pesar de ello nos entendemos.
La conversación se vuelve densa,
Algunos proclaman la ciencia y otros ni piensan,
Algunos quieren vivir y otros solo observan,
Algunos sonríen y otros la muerte anhelan.
Todos ellos quieren hablar por mi lengua,
Todos luchan en esa guerra sin tregua,
En esta masacre que nunca mengua,
Sin hacer favores y nunca quedar en deuda.
Pero inevitable es seguir hacia adelante,
Y dar la espalda a discusiones y debates,
Porque el tiempo avanza y el corazón late,
Sin esperar respuestas de pensadores agonizantes.
sábado, 16 de octubre de 2010
Aquellos viejos
Aquellos que le han llorado toda una vida al tiempo,
Hoy miran hacia atrás, y miran lejos,
Hoy miran hacia atrás, buscando el futuro que perdieron.
Hoy miran hacia atrás, y miran lejos,
Hoy miran hacia atrás, buscando el futuro que perdieron.
jueves, 7 de octubre de 2010
Indigentes
Miles son aquellos,
Que solo llamamos por ellos,
Que no son bellos,
Que la gente ve como un vello
Del culo y les molesta,
Buena es la muerte por que resta,
Indigentes que nadie les presta,
Ni una sonrisa modesta.
Pasan desapercibidos,
Entre la gente perdidos,
Caminan y se sientan deprimidos,
Pues solo saben de despidos,
Pues nunca han recibido un saludo,
Nunca preguntado ¿te ayudo?
Y ellos como mudos,
Piden migajas a sordos y tozudos.
Y a su muerte de esta forma va
Cada indigente sin poder la vuelta dar
Pues aquellos que tienen un hogar,
Que tienen con que avanzar,
Se hacen los tontos mirando a otro lado,
Dando la espalda cuando si en su estado,
Si en su misma condición hubiese quedado,
Un saludo y un abraso le hubiera dado.
Que solo llamamos por ellos,
Que no son bellos,
Que la gente ve como un vello
Del culo y les molesta,
Buena es la muerte por que resta,
Indigentes que nadie les presta,
Ni una sonrisa modesta.
Pasan desapercibidos,
Entre la gente perdidos,
Caminan y se sientan deprimidos,
Pues solo saben de despidos,
Pues nunca han recibido un saludo,
Nunca preguntado ¿te ayudo?
Y ellos como mudos,
Piden migajas a sordos y tozudos.
Y a su muerte de esta forma va
Cada indigente sin poder la vuelta dar
Pues aquellos que tienen un hogar,
Que tienen con que avanzar,
Se hacen los tontos mirando a otro lado,
Dando la espalda cuando si en su estado,
Si en su misma condición hubiese quedado,
Un saludo y un abraso le hubiera dado.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Intranquilidad
Cuando mi mente perturbada,
Que de ideas borbotadas,
Se me olvida hasta lo que hice ayer,
Y no pienso en el mañana ni perecer,
Ni crecer,
Ni mecer, cual ambición,
Que buscando paz hago canción,
Y las monto en un avión,
Aquellas ideas sin sentido, sin nación,
Sin razón,
Pero igual celebran mientras las destierran,
Mientras desahuciadas de mi cabeza,
Su fuerza no cesa,
El recuerdo pesa,
Y el pensar se vuelve laxo,
Se vuelve presa,
De la desesperación,
Del miedo,
Y el corazón,
Del tiempo y su extensa narración,
De la política y su eterna discusión,
Pero termino riendo por mí mismo,
Pues no importa cuantas frases escriba,
A cuantas ideas les quite la vida,
Porque calmarme no puedo,
Y donde empiezo es donde quedo,
Donde muero,
Donde mi cabeza toca suelo,
Mi cuerpo parece hielo,
Y el mundo bello,
El mismo mundo ciego,
Lento, simple y descontento,
Ese mundo que puedo olvidarle un segundo,
Una noche, mientras duermo profundo.
Que de ideas borbotadas,
Se me olvida hasta lo que hice ayer,
Y no pienso en el mañana ni perecer,
Ni crecer,
Ni mecer, cual ambición,
Que buscando paz hago canción,
Y las monto en un avión,
Aquellas ideas sin sentido, sin nación,
Sin razón,
Pero igual celebran mientras las destierran,
Mientras desahuciadas de mi cabeza,
Su fuerza no cesa,
El recuerdo pesa,
Y el pensar se vuelve laxo,
Se vuelve presa,
De la desesperación,
Del miedo,
Y el corazón,
Del tiempo y su extensa narración,
De la política y su eterna discusión,
Pero termino riendo por mí mismo,
Pues no importa cuantas frases escriba,
A cuantas ideas les quite la vida,
Porque calmarme no puedo,
Y donde empiezo es donde quedo,
Donde muero,
Donde mi cabeza toca suelo,
Mi cuerpo parece hielo,
Y el mundo bello,
El mismo mundo ciego,
Lento, simple y descontento,
Ese mundo que puedo olvidarle un segundo,
Una noche, mientras duermo profundo.
lunes, 20 de septiembre de 2010
La tortura de no llorar
A veces miro inquieto,
El cielo o en su defecto
El techo viejo y reseco,
Cuando empiezo un monólogo.
Y las palabras que no digo,
Aun cuando yo las percibo,
Golpean fuerte a cada latido,
Pidiendo que mis ojos las proclamen.
Pero mueren ambos mudos,
Y en la respiración hago un nudo,
Lamentando a cada segundo,
No poder llorar por lo vivido.
Y tal es el infame tormento,
Que a la muerte miro contento,
Que de solo recordarla un momento,
Recuerdos renacen todas las heridas.
Pero sigo aquí sentado,
Viendo un gris retrato,
Con un idiota sentado a mi lado,
De nombre vida y apellido muerte.
Pero sigo aquí escribiendo,
Tan solo sonriendo,
Mintiendo cuando estoy muriendo,
De una lágrima no haber derramado.
El cielo o en su defecto
El techo viejo y reseco,
Cuando empiezo un monólogo.
Y las palabras que no digo,
Aun cuando yo las percibo,
Golpean fuerte a cada latido,
Pidiendo que mis ojos las proclamen.
Pero mueren ambos mudos,
Y en la respiración hago un nudo,
Lamentando a cada segundo,
No poder llorar por lo vivido.
Y tal es el infame tormento,
Que a la muerte miro contento,
Que de solo recordarla un momento,
Recuerdos renacen todas las heridas.
Pero sigo aquí sentado,
Viendo un gris retrato,
Con un idiota sentado a mi lado,
De nombre vida y apellido muerte.
Pero sigo aquí escribiendo,
Tan solo sonriendo,
Mintiendo cuando estoy muriendo,
De una lágrima no haber derramado.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Odio
Porque existen palabras hermosas,
Que describen aquellas cosas,
Que nos unen a todos,
Que nos remecen cuando estamos solos.
Pero tan cruel es decirlo,
Que no hacemos más que omitirlo,
Y ocultamos aquello de otros,
Que nadie vea nuestros rostros.
Pero que ingratos somos,
Cuando leo grabados en tomos,
Discursos a los que alzan las manos,
Quienes después condenan mi relato.
Así a la solitaria palabra,
Que de injusta vida se labra,
Porque todos conocemos el dolor,
Quien no haya sentido odio diga yo.
Y cuanto más indago y pregunto,
Más siento que no puedo poner punto,
Pues a cada pregunta él se muestra,
Como si él mismo respondiera mi encuesta.
Y ante el efímero vacío de mi simple pregunta,
La planto en aquel de mente astuta,
De cual respuesta digna se alce,
Y me diga yo no odio, y respondo porque me place.
Que describen aquellas cosas,
Que nos unen a todos,
Que nos remecen cuando estamos solos.
Pero tan cruel es decirlo,
Que no hacemos más que omitirlo,
Y ocultamos aquello de otros,
Que nadie vea nuestros rostros.
Pero que ingratos somos,
Cuando leo grabados en tomos,
Discursos a los que alzan las manos,
Quienes después condenan mi relato.
Así a la solitaria palabra,
Que de injusta vida se labra,
Porque todos conocemos el dolor,
Quien no haya sentido odio diga yo.
Y cuanto más indago y pregunto,
Más siento que no puedo poner punto,
Pues a cada pregunta él se muestra,
Como si él mismo respondiera mi encuesta.
Y ante el efímero vacío de mi simple pregunta,
La planto en aquel de mente astuta,
De cual respuesta digna se alce,
Y me diga yo no odio, y respondo porque me place.
domingo, 22 de agosto de 2010
Almas en la calle
Calles rebosante de veneno,
De personas que miramos en menos,
Miradas baja y sombras lánguidas,
Dan saludo a las nubes pálidas.
Así el día en su crepúsculo,
Cuando los sonidos no mueven músculos,
Y ya no vemos los tenues pasos,
Ni al sol melancólico del ocaso.
Pasan de esta forma tristes las horas,
Cuando ya no tienes aquello que atesoras,
Cuando dejamos de ser personas,
Y el lamento del alma solo entonas.
Y cual, si el cielo se vuelve demente
En ese instante que es de astros ausentes,
No se volviese loco un segundo,
Y pensase en caminar por el mundo.
Y así emprendiese miserable camino,
Entre almas llorando su destino,
Cabizbajo como aquellos durante el ocaso,
Afligido por penas indescriptibles por un trazo.
Y a pesar de que pienso ahora en esto,
Cuando me detenía a por esas hora en un lugar que detesto,
Vi pasar andando a alguien entre esas almas,
Llorando por dentro y sangrando por las palmas.
De personas que miramos en menos,
Miradas baja y sombras lánguidas,
Dan saludo a las nubes pálidas.
Así el día en su crepúsculo,
Cuando los sonidos no mueven músculos,
Y ya no vemos los tenues pasos,
Ni al sol melancólico del ocaso.
Pasan de esta forma tristes las horas,
Cuando ya no tienes aquello que atesoras,
Cuando dejamos de ser personas,
Y el lamento del alma solo entonas.
Y cual, si el cielo se vuelve demente
En ese instante que es de astros ausentes,
No se volviese loco un segundo,
Y pensase en caminar por el mundo.
Y así emprendiese miserable camino,
Entre almas llorando su destino,
Cabizbajo como aquellos durante el ocaso,
Afligido por penas indescriptibles por un trazo.
Y a pesar de que pienso ahora en esto,
Cuando me detenía a por esas hora en un lugar que detesto,
Vi pasar andando a alguien entre esas almas,
Llorando por dentro y sangrando por las palmas.
martes, 3 de agosto de 2010
Conversando con amigos
Me han preguntado,
Cómo si no vivieran,
Si la realidad no vieran.
Me han preguntado,
Si ese amor fraterno,
No es acaso eterno.
Me han preguntado,
Si acaso soy humano,
Que yo lo creo vano.
Yo he respondido,
Sin titubear palabra,
Que eso se labra.
Yo he respondido,
Que escuche atento,
Tu vida es un cuento.
Yo he callado,
Pues lo que hubiese dicho,
Amistad ida se hubiera predicho.
Yo he callado,
Que tú hipócrita eres,
Que no piensas en otros seres.
Yo he callado,
Que no pensante acaso,
En quienes me escuchan al paso.
Yo he callado,
Que por tú estar preguntando,
Alguien a tras mío está llorando.
Cómo si no vivieran,
Si la realidad no vieran.
Me han preguntado,
Si ese amor fraterno,
No es acaso eterno.
Me han preguntado,
Si acaso soy humano,
Que yo lo creo vano.
Yo he respondido,
Sin titubear palabra,
Que eso se labra.
Yo he respondido,
Que escuche atento,
Tu vida es un cuento.
Yo he callado,
Pues lo que hubiese dicho,
Amistad ida se hubiera predicho.
Yo he callado,
Que tú hipócrita eres,
Que no piensas en otros seres.
Yo he callado,
Que no pensante acaso,
En quienes me escuchan al paso.
Yo he callado,
Que por tú estar preguntando,
Alguien a tras mío está llorando.
viernes, 16 de julio de 2010
Mi simple deseo
Las remembranzas de añejados recuerdos,
Donde los pasos eran grandes barcazas,
Con tripulantes sonrientes de esperanzas,
Sin destino ni recursos cuerdos.
Viejas imágenes de inolvidables aventuras,
Que hoy navegamos seguros,
Ya más grandes y maduros,
Pero nunca más la mirada hacia las alturas.
Porque no tenemos miedo al porvenir,
Sino miedo a lo incierto,
A que hayamos salido de puerto,
Sin las armas a lo que veíamos venir.
Así siempre mirando en nuestros bolsillos,
Aun cuando metas construyamos,
Seguimos pensando en qué olvidamos,
Dejando la aventura como problemas sencillos.
Pero esperanzas tenemos por cierto,
De recuperar la osadía al porvenir,
De sin precauciones el barco construir,
Y zarpar sin mirar nuevamente a puerto.
Con eso dejo hecho mi pequeño velero,
Que forjado solo de deseos,
Espero tripulación y compañeros,
Y escribo mecido tan solo de mis recuerdos.
Donde los pasos eran grandes barcazas,
Con tripulantes sonrientes de esperanzas,
Sin destino ni recursos cuerdos.
Viejas imágenes de inolvidables aventuras,
Que hoy navegamos seguros,
Ya más grandes y maduros,
Pero nunca más la mirada hacia las alturas.
Porque no tenemos miedo al porvenir,
Sino miedo a lo incierto,
A que hayamos salido de puerto,
Sin las armas a lo que veíamos venir.
Así siempre mirando en nuestros bolsillos,
Aun cuando metas construyamos,
Seguimos pensando en qué olvidamos,
Dejando la aventura como problemas sencillos.
Pero esperanzas tenemos por cierto,
De recuperar la osadía al porvenir,
De sin precauciones el barco construir,
Y zarpar sin mirar nuevamente a puerto.
Con eso dejo hecho mi pequeño velero,
Que forjado solo de deseos,
Espero tripulación y compañeros,
Y escribo mecido tan solo de mis recuerdos.
miércoles, 14 de julio de 2010
Pasando el tiempo
Un seco aire respiro,
Dado que las lágrimas del alba,
Se congelan cuando las miro.
Sin importar si repito esto,
La noche no espera ni aguarda,
Cuando el hielo inunda el resto.
Y lo que puedo tocar,
Lo que estuvo a mi lado un momento,
Se esfuma cuando dudo actuar.
Pero nada puedo hacer,
Porque no me caigo, me hundo,
Es el piso quien viene a desaparecer.
Y con el reloj decidido,
Lo miro para detener mi deseo,
Y descansar lo de esta noche perdido.
Pero sé bien mi error,
Que nadie más tiene la culpa,
Que es por un futuro mejor.
Y sé mejor incluso,
El futuro es a lo menos incierto,
Que en mi convicción soy iluso.
Mi último suspiro lanzo,
Lo doy por lo que aquí he escrito,
Que solo tiempo he perdido esbozando.
Dado que las lágrimas del alba,
Se congelan cuando las miro.
Sin importar si repito esto,
La noche no espera ni aguarda,
Cuando el hielo inunda el resto.
Y lo que puedo tocar,
Lo que estuvo a mi lado un momento,
Se esfuma cuando dudo actuar.
Pero nada puedo hacer,
Porque no me caigo, me hundo,
Es el piso quien viene a desaparecer.
Y con el reloj decidido,
Lo miro para detener mi deseo,
Y descansar lo de esta noche perdido.
Pero sé bien mi error,
Que nadie más tiene la culpa,
Que es por un futuro mejor.
Y sé mejor incluso,
El futuro es a lo menos incierto,
Que en mi convicción soy iluso.
Mi último suspiro lanzo,
Lo doy por lo que aquí he escrito,
Que solo tiempo he perdido esbozando.
viernes, 9 de julio de 2010
Hablando solo
El tedio de un océano abrumado,
De azules dinámicos en tempestad,
Y el profundo silencio en soledad,
Cuando hablo con migo a mi lado.
Cuando todo al viento se mece,
Cuando todo al mar se retuerce,
Cuando todo al tiempo se estremece,
Cuando todo al miedo se enmudece.
Pero las horas pasan sin hundirse,
Las nubes se marchan infelices,
Y el sol me habla en rojos matices,
Cuando la tormenta comienza a irse.
Cuando todo al silencio regresa,
Cuando todo al amanecer empieza,
Cuando todo al océano confesa,
Cuando todo al aire espesa.
Y solo le vuelvo a hablar a mi otro yo,
Como si ahora aferrado al timón,
Y en mi cordura hubiera un aluvión,
Siento que por primera vez me oyó.
De azules dinámicos en tempestad,
Y el profundo silencio en soledad,
Cuando hablo con migo a mi lado.
Cuando todo al viento se mece,
Cuando todo al mar se retuerce,
Cuando todo al tiempo se estremece,
Cuando todo al miedo se enmudece.
Pero las horas pasan sin hundirse,
Las nubes se marchan infelices,
Y el sol me habla en rojos matices,
Cuando la tormenta comienza a irse.
Cuando todo al silencio regresa,
Cuando todo al amanecer empieza,
Cuando todo al océano confesa,
Cuando todo al aire espesa.
Y solo le vuelvo a hablar a mi otro yo,
Como si ahora aferrado al timón,
Y en mi cordura hubiera un aluvión,
Siento que por primera vez me oyó.
martes, 6 de julio de 2010
¿Vida?
Veo el cadáver de una sombra,
Que duerme en la penumbra,
Que mientras sangra deslumbra,
A toda emoción sentida.
La sangre ya es mar profundo,
De un rojo moribundo,
Y un cuarto que confundo,
Con mi propia existencia.
Aun así es canción repetida,
La muerte siempre escondida,
Más no puedo escribirle a la vida,
Cual prostituida vive perdida.
Y por más que quiera pintarla,
Las palabras no pueden calarla,
¿Será por qué imposible enmarcarla?
¿O por ser mísera y superflua palabra?
Mas prefiero dejarla aislada,
Dejarla junto a duendes y hadas,
Porque no quiero que quede olvidada,
Aun cuando la considere inventada.
Porque quiero seguir yo siendo,
Quiero ver a la muerte no muriendo,
Quiero seguir todo esto conociendo,
Aun cuando nada termine teniendo.
Que duerme en la penumbra,
Que mientras sangra deslumbra,
A toda emoción sentida.
La sangre ya es mar profundo,
De un rojo moribundo,
Y un cuarto que confundo,
Con mi propia existencia.
Aun así es canción repetida,
La muerte siempre escondida,
Más no puedo escribirle a la vida,
Cual prostituida vive perdida.
Y por más que quiera pintarla,
Las palabras no pueden calarla,
¿Será por qué imposible enmarcarla?
¿O por ser mísera y superflua palabra?
Mas prefiero dejarla aislada,
Dejarla junto a duendes y hadas,
Porque no quiero que quede olvidada,
Aun cuando la considere inventada.
Porque quiero seguir yo siendo,
Quiero ver a la muerte no muriendo,
Quiero seguir todo esto conociendo,
Aun cuando nada termine teniendo.
sábado, 3 de julio de 2010
Muero en mí mismo
Porque me hastío de leer
De todo aquello que escribo
Aquello que con orgullo vivo
Y odio lo escrito al ver
Que dejó hace mucho de ser
Aquello que me hace estremecer
Pero eso no lo mido
Y no importa cuánto pido
No escribo un cumplido
A alguien quien siempre olvido
Y ahora está podrido
Añejo de un tiempo deprimido
Sangro entonces entre palabras mías
Sentado entre miles de espinas
Al lado de una pluma errante
Despojada de volar como antes
De ver solo cimas
Y agonizar muda su vida
Y al final junto al cuerpo embalsamado
El viento nunca más ha soplado
La pluma entre espinas muere
Y el cadáver palabras muerde
Que saben cómo oxidados
Metales corroídos y olvidados.
De todo aquello que escribo
Aquello que con orgullo vivo
Y odio lo escrito al ver
Que dejó hace mucho de ser
Aquello que me hace estremecer
Pero eso no lo mido
Y no importa cuánto pido
No escribo un cumplido
A alguien quien siempre olvido
Y ahora está podrido
Añejo de un tiempo deprimido
Sangro entonces entre palabras mías
Sentado entre miles de espinas
Al lado de una pluma errante
Despojada de volar como antes
De ver solo cimas
Y agonizar muda su vida
Y al final junto al cuerpo embalsamado
El viento nunca más ha soplado
La pluma entre espinas muere
Y el cadáver palabras muerde
Que saben cómo oxidados
Metales corroídos y olvidados.
domingo, 30 de mayo de 2010
Palabras y frases
Miedos, es fracaso entre los dedos.
Sangre, de aquellos que están presos.
Lágrimas, por cada uno de los muertos.
Gritos, sin nadie a quien hacer recuerdos.
Palabras, con una frase apegadas.
Bellezas, las que nadie apreciaba.
Razones, sobran si no son amadas.
Sentimientos, inútiles cuando se está acorralada.
Deseos, que alejan a Morfeo.
Sueños, que se van sin trofeos.
Ambiciones, que terminan en recuerdos.
Convicciones, carentes de algo concreto.
Espejos, son las frases que aparejo.
Significados, no, sino solo bosquejos.
Verdades, nunca, mas si consejos.
Útiles, jamás lo sabremos.
Perdido, solo si no camino.
Futuro, planeado quizás más nunca decidido.
Humor, ojala nunca más impedido.
Poema, algo que aquí está vertido.
Falso, es ignorar este canto.
Avanzar, es cambiar a cada paso.
Progresar, es creer que no vamos hacia abajo.
Morir, es parar de pensar en algo.
Sangre, de aquellos que están presos.
Lágrimas, por cada uno de los muertos.
Gritos, sin nadie a quien hacer recuerdos.
Palabras, con una frase apegadas.
Bellezas, las que nadie apreciaba.
Razones, sobran si no son amadas.
Sentimientos, inútiles cuando se está acorralada.
Deseos, que alejan a Morfeo.
Sueños, que se van sin trofeos.
Ambiciones, que terminan en recuerdos.
Convicciones, carentes de algo concreto.
Espejos, son las frases que aparejo.
Significados, no, sino solo bosquejos.
Verdades, nunca, mas si consejos.
Útiles, jamás lo sabremos.
Perdido, solo si no camino.
Futuro, planeado quizás más nunca decidido.
Humor, ojala nunca más impedido.
Poema, algo que aquí está vertido.
Falso, es ignorar este canto.
Avanzar, es cambiar a cada paso.
Progresar, es creer que no vamos hacia abajo.
Morir, es parar de pensar en algo.
miércoles, 12 de mayo de 2010
No soy inocente
Las emociones se agolpan,
Cuando frente a mis ojos se asoma,
Una realidad inocente y hermosa,
Qué las razones sus alas cortan.
Así me pongo a pensar,
Cual vida sería solo disfrutar,
Que ya no tenga nada porque llorar,
Ni nada que recordar.
Que no vengan a mi mente,
Las imágenes que siempre tengo presente,
Que siempre grito al silencio,
Y por las que siempre me sentencio.
Y dejar de rechazar tantos consejos,
Tantos amores y reflejos,
Tantas personas que me dejan perplejo,
Por vivir lo que ahora pienso.
Pero tirar la toalla me es imposible,
El tiempo me ha condenado a este tormento,
Porque mi pasado me pone irascible,
Y el futuro me sepulta en cemento.
Así pierdo mis juguetes en estas llamas,
Porque, inocente igual, espero que jueguen,
Quiero que sonrían aun cuando se quemen,
Las personas que a ellas son lanzadas.
Pero no puedo evitar llorar,
No puedo evitar pensar, recordar,
Imposible solo disfrutar,
Mientras veo a alguien sus lágrimas derramar.
Cuando frente a mis ojos se asoma,
Una realidad inocente y hermosa,
Qué las razones sus alas cortan.
Así me pongo a pensar,
Cual vida sería solo disfrutar,
Que ya no tenga nada porque llorar,
Ni nada que recordar.
Que no vengan a mi mente,
Las imágenes que siempre tengo presente,
Que siempre grito al silencio,
Y por las que siempre me sentencio.
Y dejar de rechazar tantos consejos,
Tantos amores y reflejos,
Tantas personas que me dejan perplejo,
Por vivir lo que ahora pienso.
Pero tirar la toalla me es imposible,
El tiempo me ha condenado a este tormento,
Porque mi pasado me pone irascible,
Y el futuro me sepulta en cemento.
Así pierdo mis juguetes en estas llamas,
Porque, inocente igual, espero que jueguen,
Quiero que sonrían aun cuando se quemen,
Las personas que a ellas son lanzadas.
Pero no puedo evitar llorar,
No puedo evitar pensar, recordar,
Imposible solo disfrutar,
Mientras veo a alguien sus lágrimas derramar.
sábado, 8 de mayo de 2010
A los que viven felices
Tormentosos tiempos desprovistos de emociones
Cual canciones, largas y sin nuevos acordes,
Lanzan a la vida una tonada de donde
Los más lánguidos viajeros dan sus razones.
Y mientras improviso una pálida taza azul,
Con un profundo negro que consume y refleja
El café despierta así como nos aleja,
Salvando prisioneros eternos que moran en aquel baúl.
Más todas las ideas que formaron parte del aislamiento,
Quedaron amarradas en esas viejas maderas,
Donde siempre bajo llave en la trágica espera
De aquel guerrero que muere de miedo sin arrepentimiento.
Es por eso que escribo a aquellos que siguen corriendo,
Que no miren atrás con la esperanza,
Y que no vean al futuro con alabanzas,
Pues muertos pasamos a ser solo parte de un cuento.
Por eso vivan solo por esta vida que no se recupera,
Que al plantarle frente al futuro teman y lloren,
Que al mirar atrás griten mientras corren
Al darse cuenta que la muerte muy cerca espera.
Más aun les digo que de esperanzas nadie vive ni conforma,
Nadie cambia nada ni mejora,
Nadie dice nada, solo ora,
Nadie escribiría este poema y menos de esta forma.
Cual canciones, largas y sin nuevos acordes,
Lanzan a la vida una tonada de donde
Los más lánguidos viajeros dan sus razones.
Y mientras improviso una pálida taza azul,
Con un profundo negro que consume y refleja
El café despierta así como nos aleja,
Salvando prisioneros eternos que moran en aquel baúl.
Más todas las ideas que formaron parte del aislamiento,
Quedaron amarradas en esas viejas maderas,
Donde siempre bajo llave en la trágica espera
De aquel guerrero que muere de miedo sin arrepentimiento.
Es por eso que escribo a aquellos que siguen corriendo,
Que no miren atrás con la esperanza,
Y que no vean al futuro con alabanzas,
Pues muertos pasamos a ser solo parte de un cuento.
Por eso vivan solo por esta vida que no se recupera,
Que al plantarle frente al futuro teman y lloren,
Que al mirar atrás griten mientras corren
Al darse cuenta que la muerte muy cerca espera.
Más aun les digo que de esperanzas nadie vive ni conforma,
Nadie cambia nada ni mejora,
Nadie dice nada, solo ora,
Nadie escribiría este poema y menos de esta forma.
domingo, 4 de abril de 2010
Luchando por Fe
Me levante en medio de un ensordecedor ruido
Donde dormía junto a un fusil,
Y a mi lado la muerte sutil
De mi madre desangrada que se había ido.
Me levante llorando por mi propio dolor,
El cadáver ya no importaba,
Mas sí mi pierna que aun torturaba,
Por la bala que disparó mi madre por amor.
Ya las lágrimas solo eran excusas para no salir,
Para no asomar la cabeza,
Ver lo que por religión reza,
Por lo que mi religión mata para intentar vivir.
Más tomo el fusil con miedo a la puerta,
Pues una vez que esté abierta,
Toda humanidad no es cierta,
Si una persona veo tendrá que estar muerta.
Salgo lento, pero acelerando con el paso,
Pero mi mente atrás queda,
Que mas ya no recuerda,
Otra forma de vivir esperando el ocaso.
Donde dormía junto a un fusil,
Y a mi lado la muerte sutil
De mi madre desangrada que se había ido.
Me levante llorando por mi propio dolor,
El cadáver ya no importaba,
Mas sí mi pierna que aun torturaba,
Por la bala que disparó mi madre por amor.
Ya las lágrimas solo eran excusas para no salir,
Para no asomar la cabeza,
Ver lo que por religión reza,
Por lo que mi religión mata para intentar vivir.
Más tomo el fusil con miedo a la puerta,
Pues una vez que esté abierta,
Toda humanidad no es cierta,
Si una persona veo tendrá que estar muerta.
Salgo lento, pero acelerando con el paso,
Pero mi mente atrás queda,
Que mas ya no recuerda,
Otra forma de vivir esperando el ocaso.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Testimonios de una burda conciencia
Tras ver en una noche donde el suelo se encrespaba como flamas, desatando el caos hasta donde pudiese ver o posar mi mirada, me recosté sin nada que hacer, sin nada en que pensar. Todo había pasado, nada seguía en pie, porque lo que allí delante mío estaba parado, no era sino la inconsistencia de mi propio mundo creado por el desorden mismo de mis deseos he instintos, mas yo aun seguí con ganas de agarrar al cielo y postrarlo bajo mi mirada, y ver retorcerse su omnipotencia a mi grandeza inconsciente de su trastocado estado emocional. Mas no me levante, nada hice para convertir cuan loca idea paso por mi cabeza, deliré una y otra vez recostado, atestado de ver pasar por mi mente tan delirantes ocurrencias, y cuanto mas me esmerara en descartarlas, mas reaparecían sus secuelas en mi propia enajenación.
La impotencia se apoderaba cada vez más de aquello que pareciera un sentimiento de libertad, de esas alas con ansias de despegar, enrolladas y encadenadas a frías e imponentes paredes que ni la tierra pudo remover para dejarme volar. Culpé a la tierra, luego al cielo, al viento, la brisa, a la inocente ventana que solo procuraba la leve iluminación proveniente de una noche, de una ciudad, y de luces que a la luna rendían culto y canto. Luego culpé al hombre, y como una cosa lleva a la otra, y las otras son siempre consecuencia de las secuencias que alguna mente siga buscando hallar respuestas sin sentido, me culpe a mi mismo.
Por fin me sentí volar al poder postrar mi propia existencia a la misma que se encontraba de pie mientras era pisoteada otra vez por esta misma, siguiendo como reflejada en el espejo de un espejo, que es a su vez otro reflejo hasta que la vista, mas no la conciencia, haga notar. Incluso mi propia analogía detesté, nada podía calmar mi sed de omnipotencia, sed de arrogancia que se encumbraba sobre nubes irreales e inconsistentes, que solo lloraban sepultando en tumbas transparentes del agua que salía de estas a los muertos, que no eran mas que yo, olvidados por mi mismo.
Pero por más alto que el hombre vuele poniéndose sobre su propia y mundana existencia, no se acerca un paso al cielo. Dado que cada paso que podemos dar es hacia adelante, donde nos encontramos nuevamente con nosotros, y no hacia arriba, donde se encuentra esa enorme bóveda celeste, ese sueño vestido de blanco para esconder al sol y los astros, y vestido de celeste o el profundo y denso azul de la noche, para dejarnos ver lo que mas lejos de él no podemos tocar.
Así terminé por arrodillarme al cadáver frío de mi propia vida, de la cual hace breves instantes festejaba por tenerla a mis pies. Me encontraba arrodillado ante un espejo, ante el mero reflejo de que lo que escribí pudiese ser de alguna forma lo que quizás quise encontrar, sabiendo que no es el cielo, sabiendo también que puede ser no mas que otro reflejo, pero la mera idea, el mísero sueño de que sea algo mas que eso, de que el cuerpo dejado atrás y plasmado en burdas e incoherentes palabras se vuelva tierra, y que con el tiempo se amontone formando montañas, y luego largas escaleras, vistosas escalas que me conduzcan al cielo, que me eleven de este mar, y me dejen alcanzar aquellos astros, que son con los que sueña quien yo sueño.
La impotencia se apoderaba cada vez más de aquello que pareciera un sentimiento de libertad, de esas alas con ansias de despegar, enrolladas y encadenadas a frías e imponentes paredes que ni la tierra pudo remover para dejarme volar. Culpé a la tierra, luego al cielo, al viento, la brisa, a la inocente ventana que solo procuraba la leve iluminación proveniente de una noche, de una ciudad, y de luces que a la luna rendían culto y canto. Luego culpé al hombre, y como una cosa lleva a la otra, y las otras son siempre consecuencia de las secuencias que alguna mente siga buscando hallar respuestas sin sentido, me culpe a mi mismo.
Por fin me sentí volar al poder postrar mi propia existencia a la misma que se encontraba de pie mientras era pisoteada otra vez por esta misma, siguiendo como reflejada en el espejo de un espejo, que es a su vez otro reflejo hasta que la vista, mas no la conciencia, haga notar. Incluso mi propia analogía detesté, nada podía calmar mi sed de omnipotencia, sed de arrogancia que se encumbraba sobre nubes irreales e inconsistentes, que solo lloraban sepultando en tumbas transparentes del agua que salía de estas a los muertos, que no eran mas que yo, olvidados por mi mismo.
Pero por más alto que el hombre vuele poniéndose sobre su propia y mundana existencia, no se acerca un paso al cielo. Dado que cada paso que podemos dar es hacia adelante, donde nos encontramos nuevamente con nosotros, y no hacia arriba, donde se encuentra esa enorme bóveda celeste, ese sueño vestido de blanco para esconder al sol y los astros, y vestido de celeste o el profundo y denso azul de la noche, para dejarnos ver lo que mas lejos de él no podemos tocar.
Así terminé por arrodillarme al cadáver frío de mi propia vida, de la cual hace breves instantes festejaba por tenerla a mis pies. Me encontraba arrodillado ante un espejo, ante el mero reflejo de que lo que escribí pudiese ser de alguna forma lo que quizás quise encontrar, sabiendo que no es el cielo, sabiendo también que puede ser no mas que otro reflejo, pero la mera idea, el mísero sueño de que sea algo mas que eso, de que el cuerpo dejado atrás y plasmado en burdas e incoherentes palabras se vuelva tierra, y que con el tiempo se amontone formando montañas, y luego largas escaleras, vistosas escalas que me conduzcan al cielo, que me eleven de este mar, y me dejen alcanzar aquellos astros, que son con los que sueña quien yo sueño.
El mas grande dolor
El dolor intrínseco de la misma existencia,
Presente a cada paso, cada respiro,
Quebrantando sonrisas, suspiros,
La muerte acechando cada conciencia.
Ni la traición de promesas sin palabras,
Cuando aquellos amigos del alma,
Ante hechos que la palabra no calma,
El colapso de lo que en una vida labras.
Ni la muerte que se sufre y no se teme,
Que cala hondo vivir con ella,
Pues la propia muerte solo destella,
Pero la de otro es al corazón a quien apreme.
Ni la soledad de fingir una vida a la realidad,
De no poder mostrar una sonrisa,
Ajena de lágrimas que la remisa,
Y saber que en el hoy es mentira la verdad.
Ni la desolación de ser desamparado,
No del dinero si no de la fortuna,
No mundana sino de la humana,
De que al amigo no veamos día a día reflejado.
Ni el infortunio de ser de la fortuna olvidado,
De solo pisar siempre agujeros,
Y escalones siempre pasajeros,
De nunca ni haber sacado un 6 en un dado.
Es el dolor puro, mayor que la muerte,
Peor que el infortunio o que fingir,
Donde soledad solo es un subvenir,
Es cuando aquel de un engaño despierte.
Porque si una vida entera es mentira,
Si por aquello que quisimos morir,
Aquellos a quienes creímos sentir,
Si desaparecieran uno ya nada sería.
Ya la muerte sería efímera al paso,
El tiempo solo dolor derrochado,
Los amores no mas que pasado,
Que junto al futuro serían solo un nublado ocaso.
Presente a cada paso, cada respiro,
Quebrantando sonrisas, suspiros,
La muerte acechando cada conciencia.
Ni la traición de promesas sin palabras,
Cuando aquellos amigos del alma,
Ante hechos que la palabra no calma,
El colapso de lo que en una vida labras.
Ni la muerte que se sufre y no se teme,
Que cala hondo vivir con ella,
Pues la propia muerte solo destella,
Pero la de otro es al corazón a quien apreme.
Ni la soledad de fingir una vida a la realidad,
De no poder mostrar una sonrisa,
Ajena de lágrimas que la remisa,
Y saber que en el hoy es mentira la verdad.
Ni la desolación de ser desamparado,
No del dinero si no de la fortuna,
No mundana sino de la humana,
De que al amigo no veamos día a día reflejado.
Ni el infortunio de ser de la fortuna olvidado,
De solo pisar siempre agujeros,
Y escalones siempre pasajeros,
De nunca ni haber sacado un 6 en un dado.
Es el dolor puro, mayor que la muerte,
Peor que el infortunio o que fingir,
Donde soledad solo es un subvenir,
Es cuando aquel de un engaño despierte.
Porque si una vida entera es mentira,
Si por aquello que quisimos morir,
Aquellos a quienes creímos sentir,
Si desaparecieran uno ya nada sería.
Ya la muerte sería efímera al paso,
El tiempo solo dolor derrochado,
Los amores no mas que pasado,
Que junto al futuro serían solo un nublado ocaso.
martes, 23 de febrero de 2010
Incendio
Para quien lo encuentre esto escribo,
Para quien igual que yo perdido,
No termine como yo consumido,
En este lugar que como mi tumba percibo.
Yo estaba bastante lejos, dormido,
Cuando comienza un humo asfixiante,
Y como en un mal sueño de algún delirante,
Una fuerte briza aviva el fuego encendido.
Huir corriendo fue lo único ocurrido,
Mientras el camino era por brasas abrazado,
Y el humo tenía todo mi cuerpo diezmado,
Y a cada brisa mi tiempo veía disminuido.
Corrí veloz por el bosque encendido,
Este bosque hecho de drogas y toxinas,
Que rápidamente se vuelve brasas asesinas,
Junto con el fuego que crece con cada brisa.
Mi osada carrera culmina estrepitantemente,
Aquí donde escribo mientras me calcino lentamente,
Sufriendo plasmo mi largo lamento tristemente,
Muero aquí solo pero él lo hace voluntariamente.
Para quien igual que yo perdido,
No termine como yo consumido,
En este lugar que como mi tumba percibo.
Yo estaba bastante lejos, dormido,
Cuando comienza un humo asfixiante,
Y como en un mal sueño de algún delirante,
Una fuerte briza aviva el fuego encendido.
Huir corriendo fue lo único ocurrido,
Mientras el camino era por brasas abrazado,
Y el humo tenía todo mi cuerpo diezmado,
Y a cada brisa mi tiempo veía disminuido.
Corrí veloz por el bosque encendido,
Este bosque hecho de drogas y toxinas,
Que rápidamente se vuelve brasas asesinas,
Junto con el fuego que crece con cada brisa.
Mi osada carrera culmina estrepitantemente,
Aquí donde escribo mientras me calcino lentamente,
Sufriendo plasmo mi largo lamento tristemente,
Muero aquí solo pero él lo hace voluntariamente.
lunes, 22 de febrero de 2010
Rescatado del océano
Frías brisas soplan fuerte,
Sobre entidades humanas inertes,
Y omnipotente sobre ellos la muerte,
Se alza con sus alas negras hermosas.
Y así, de brillos negras el suelo rebosa,
Y los fuertes vientos su sonrisa esboza,
Sobre muertos levantándose en una imagen escabrosa,
Cuando la muerte sobre una roca canta.
Mientras yo escondido ya nada me espanta,
Cuestionándome sobre dioses, santos y santas.
Alguien por la espalada me cubre con una manta,
Y el pálido sol del atardecer escapa de mi vista.
Cuando vuelvo a ver la muerte esta lista,
Sobre cadáveres yo flotaba, ausente de toda pista,
Los indicios no aparecen no importa cuánto insista,
Mi futuro como lo viera era incierto.
Y aunque sueño parezca yo no despierto,
Escapar me es imposible, por más que esfuerzo invierto,
El miedo me invade cuando por las alas soy cubierto,
Un grito al cielo lanzo sin obtener lo que espero.
Entonces de los cadáveres por fin me libero,
Mientras soy elevado por los aires despertar persevero,
Pero soy devorado por quien me tiene prisionero,
Y dentro de su estomago soy llevado lejos, muy lejos.
Sobre entidades humanas inertes,
Y omnipotente sobre ellos la muerte,
Se alza con sus alas negras hermosas.
Y así, de brillos negras el suelo rebosa,
Y los fuertes vientos su sonrisa esboza,
Sobre muertos levantándose en una imagen escabrosa,
Cuando la muerte sobre una roca canta.
Mientras yo escondido ya nada me espanta,
Cuestionándome sobre dioses, santos y santas.
Alguien por la espalada me cubre con una manta,
Y el pálido sol del atardecer escapa de mi vista.
Cuando vuelvo a ver la muerte esta lista,
Sobre cadáveres yo flotaba, ausente de toda pista,
Los indicios no aparecen no importa cuánto insista,
Mi futuro como lo viera era incierto.
Y aunque sueño parezca yo no despierto,
Escapar me es imposible, por más que esfuerzo invierto,
El miedo me invade cuando por las alas soy cubierto,
Un grito al cielo lanzo sin obtener lo que espero.
Entonces de los cadáveres por fin me libero,
Mientras soy elevado por los aires despertar persevero,
Pero soy devorado por quien me tiene prisionero,
Y dentro de su estomago soy llevado lejos, muy lejos.
sábado, 20 de febrero de 2010
Océanos
Cuando la conciencia está perdida
En los más profundos océanos imbuida,
Océanos de los más diversos colores,
Azules, rojos, negros, verdes y olivas.
De los azules bien los conocemos,
Cuando al horizonte cielo y mar vemos,
Y que sabiendo que los colores son solo reflejos
Los sentimos reales mientras eso no pensemos.
Los de verde son cada vez más escasos,
Pero en estas palabras les hago repaso,
Cuando entre los bosques me encuentro soñando,
Mientras el cuerpo solo cemento da sus pasos.
El negro es de todos parte y profundo,
Son las sombras, la noche, la duda del mundo,
Lo que se esconde bajo océanos y bosques,
Y negarlo sería el error más rotundo.
Y los de olivas, color extraño y singular,
Sus océanos son parte solo del soñar,
Irreal como los sueños o ideales,
Más brilla imponente como si fuese real.
En los más profundos océanos imbuida,
Océanos de los más diversos colores,
Azules, rojos, negros, verdes y olivas.
De los azules bien los conocemos,
Cuando al horizonte cielo y mar vemos,
Y que sabiendo que los colores son solo reflejos
Los sentimos reales mientras eso no pensemos.
Los de verde son cada vez más escasos,
Pero en estas palabras les hago repaso,
Cuando entre los bosques me encuentro soñando,
Mientras el cuerpo solo cemento da sus pasos.
El negro es de todos parte y profundo,
Son las sombras, la noche, la duda del mundo,
Lo que se esconde bajo océanos y bosques,
Y negarlo sería el error más rotundo.
Y los de olivas, color extraño y singular,
Sus océanos son parte solo del soñar,
Irreal como los sueños o ideales,
Más brilla imponente como si fuese real.
lunes, 25 de enero de 2010
Nada para nada
No puedo evitar sonreír,
Con una mueca sínica y retorcida,
Antes escritores ingenuos,
Que creen entender la vida.
Y ante la realidad presente,
Relacionan contextos accidentes,
Y creen responder el mundo,
Con conclusiones incipientes.
Es tanto la ingenuidad vertida,
Que escribir similar apetece,
No con conclusiones apuradas,
Sino de un tema que se le parece.
Así me entretengo escribiendo,
Con frases vacías que nada digan,
Solo espero no ser tomado en serio,
Porque solo son palabras que riman.
Y sin proponer y apenas criticar,
Me divierto al pensar en tu rostro,
Leyendo estas frases quizás ilusionado,
Y ver, que esto es todo.
Con una mueca sínica y retorcida,
Antes escritores ingenuos,
Que creen entender la vida.
Y ante la realidad presente,
Relacionan contextos accidentes,
Y creen responder el mundo,
Con conclusiones incipientes.
Es tanto la ingenuidad vertida,
Que escribir similar apetece,
No con conclusiones apuradas,
Sino de un tema que se le parece.
Así me entretengo escribiendo,
Con frases vacías que nada digan,
Solo espero no ser tomado en serio,
Porque solo son palabras que riman.
Y sin proponer y apenas criticar,
Me divierto al pensar en tu rostro,
Leyendo estas frases quizás ilusionado,
Y ver, que esto es todo.
miércoles, 20 de enero de 2010
Incongruencias de una vida
Cuando la luna se asoma cuando aun no cae la noche,
Sonriendo hipócrita a quienes su vida derrochen,
Y por la misma sonrisa hasta de su vida despojen,
Alcanzarla les es tanto como alcanzarla con su mano.
Y yo pudiendo sonreír a la vida que hoy camino,
Sin que preocupaciones ni culpas avecino,
Y disfrutando feliz con amigos y un vino,
No puedo evitar escribir con mi alma dolida.
Pues sé que tengo al alcance de mi mano el sufrimiento,
Pues sé que no está en mi apaciguar tal abrumamiento,
Y que se que si digo “no me importa” es que miento,
Pues no puedo evitar querer a quienes a mi lado tengo.
Así pasa mí tarde fingiendo sonreír tanto como llorar,
Teniéndolos sentados juntos en una mesa de cristal,
Reflejándose uno al otro en un instante fugaz,
Pero tan eterno como lo es la vida en general.
Sonriendo hipócrita a quienes su vida derrochen,
Y por la misma sonrisa hasta de su vida despojen,
Alcanzarla les es tanto como alcanzarla con su mano.
Y yo pudiendo sonreír a la vida que hoy camino,
Sin que preocupaciones ni culpas avecino,
Y disfrutando feliz con amigos y un vino,
No puedo evitar escribir con mi alma dolida.
Pues sé que tengo al alcance de mi mano el sufrimiento,
Pues sé que no está en mi apaciguar tal abrumamiento,
Y que se que si digo “no me importa” es que miento,
Pues no puedo evitar querer a quienes a mi lado tengo.
Así pasa mí tarde fingiendo sonreír tanto como llorar,
Teniéndolos sentados juntos en una mesa de cristal,
Reflejándose uno al otro en un instante fugaz,
Pero tan eterno como lo es la vida en general.
domingo, 17 de enero de 2010
Vida o muerte
Mirar al cielo que en lo alto espera,
O mirar bajo lo que nuestros pies,
Y observar las huellas que estos dejan,
Es similar a soñar de pie.
Pero soñar con esta caótica vida,
Con tanto odio bajo la atmosfera destruida,
Es tomar un viaje solo de ida,
Que por más que luches tomara toda la vida.
Pero si sueñas con la muerte,
Y con tu cuerpo de una vez por todas inerte,
Solo imágenes de tu vida vendrán a tu mente,
Dado que el paraíso que imaginamos
Es el reflejo de tener una vida con suerte.
Pero si no es la vida ni la muerte con quien soñamos,
¿Será acaso un ideal o algo que amamos?
¿Se justifica vivir acaso por sentirnos amados,
O morir y dejar a aquellos que deseamos?
Vale la pena luchar la vida por los hombres,
Por los que bajan su frente a una vida deforme,
Que se pudren creyendo ser superhombres
Y mueren sin hacer nada por sus nombre?
Pero concibo que soñé y que aun respiro,
Que la vida no es más que una larga agonía,
Pero sé que la muerte no es ninguna salida,
Por eso vivo, por que la muerte no tiene sentido.
O mirar bajo lo que nuestros pies,
Y observar las huellas que estos dejan,
Es similar a soñar de pie.
Pero soñar con esta caótica vida,
Con tanto odio bajo la atmosfera destruida,
Es tomar un viaje solo de ida,
Que por más que luches tomara toda la vida.
Pero si sueñas con la muerte,
Y con tu cuerpo de una vez por todas inerte,
Solo imágenes de tu vida vendrán a tu mente,
Dado que el paraíso que imaginamos
Es el reflejo de tener una vida con suerte.
Pero si no es la vida ni la muerte con quien soñamos,
¿Será acaso un ideal o algo que amamos?
¿Se justifica vivir acaso por sentirnos amados,
O morir y dejar a aquellos que deseamos?
Vale la pena luchar la vida por los hombres,
Por los que bajan su frente a una vida deforme,
Que se pudren creyendo ser superhombres
Y mueren sin hacer nada por sus nombre?
Pero concibo que soñé y que aun respiro,
Que la vida no es más que una larga agonía,
Pero sé que la muerte no es ninguna salida,
Por eso vivo, por que la muerte no tiene sentido.
viernes, 15 de enero de 2010
Declaraciones de un inmortal
Tiernos acordes de una guitarra resuenan en mi oído mientras reflexiono sobre el tiempo que ha pasado, las incontables noches, las erráticas lunas y los siempre imponentes soles que anuncian el término de las oscuras y frías noches de cada uno de los cientos de inviernos que he vivido. Mas no son nada con las infinitas lagrimas ya derramadas por los amigos que se han ido, que no has compartido con migo esta agonía, que han muerto ante el pasar del tiempo. Con el tiempo he ido aprendiendo a calmar el desahogo de mi libido, así como el de la amistad y la soledad, pero siento continuamente el vacio del irrevocable calvario que es no dejar de respirar.
Ya llevo 194 intentos de suicido, que lo fueron hasta como la mitad, cuando me resigne y se volvió solo un mórbido placer para matar el ocio que ocupa mi mente gran parte del día. También he recorrido gran parte del mundo, dado que mi invariable apariencia se vuelve sospechosa al no mostrar el dolor de la edad. Otra cosa que me hace olvidar al odioso girar de este planeta es la lectura, no sabría resumirte, siquiera contarte dado el solo recordar es indagar por un océano, que de no tener cuidado, a la menor distracción me puedo ahogar, y tardar días en volver a respirar de la experiencia de este mundo, me ha pasado varias veces, y de hecho, aunque suene algo demente, disfruto perder la conciencia de que ya el día es negro, o que la noche se vuelve a pintar de vivos colores.
Ya llevo 194 intentos de suicido, que lo fueron hasta como la mitad, cuando me resigne y se volvió solo un mórbido placer para matar el ocio que ocupa mi mente gran parte del día. También he recorrido gran parte del mundo, dado que mi invariable apariencia se vuelve sospechosa al no mostrar el dolor de la edad. Otra cosa que me hace olvidar al odioso girar de este planeta es la lectura, no sabría resumirte, siquiera contarte dado el solo recordar es indagar por un océano, que de no tener cuidado, a la menor distracción me puedo ahogar, y tardar días en volver a respirar de la experiencia de este mundo, me ha pasado varias veces, y de hecho, aunque suene algo demente, disfruto perder la conciencia de que ya el día es negro, o que la noche se vuelve a pintar de vivos colores.
lunes, 11 de enero de 2010
Salgan a un mundo
Porque aquí sentado me decidí,
Escuchando palabras de mudas canciones,
De someras situaciones,
Y verdaderas emociones.
Así esas palabras me motivaron,
Y escribirte fue necesario,
A todos ustedes que leen a diario,
Y que no creen aquello en el diario.
Y me es necesario decirles,
Que aquello que ahora pido,
Es quizás ser demasiado engreído,
Pero lo prefiero que dejarlo al olvido.
Lo primero es que vean al día,
Porque los libros que hablan de su belleza,
Ni el mejor escritor con su destreza,
Alcanza siquiera a tocar su grandeza.
Lo segundo es que abran sus ventanas,
Porque afuera juega el viento,
Invisible él vuela, no miento,
Y como prueba las hojas que vuelan de momento.
Lo tercero es que te apartes de mis palabras,
Y que vivas el mundo fuera de las letras,
Que sientas la calidez de los astros,
Y el frio de una brisa que tu pelo enreda.
Lo cuarto es que vivas,
Y por más amplio que esto parezca,
Implica actuar y hacer más que leer,
Más que siquiera creer
Más que incluso el solo soñar,
Es darle a esta vida algo que legar.
Y no se crean exentos de culpa,
Aquellos que el libro deja a un lado,
Que el arte quien no pide disculpa,
No es la realidad sino un legado,
Es aquello que de un hombre crece,
Pero que al alejarse del perece.
Escuchando palabras de mudas canciones,
De someras situaciones,
Y verdaderas emociones.
Así esas palabras me motivaron,
Y escribirte fue necesario,
A todos ustedes que leen a diario,
Y que no creen aquello en el diario.
Y me es necesario decirles,
Que aquello que ahora pido,
Es quizás ser demasiado engreído,
Pero lo prefiero que dejarlo al olvido.
Lo primero es que vean al día,
Porque los libros que hablan de su belleza,
Ni el mejor escritor con su destreza,
Alcanza siquiera a tocar su grandeza.
Lo segundo es que abran sus ventanas,
Porque afuera juega el viento,
Invisible él vuela, no miento,
Y como prueba las hojas que vuelan de momento.
Lo tercero es que te apartes de mis palabras,
Y que vivas el mundo fuera de las letras,
Que sientas la calidez de los astros,
Y el frio de una brisa que tu pelo enreda.
Lo cuarto es que vivas,
Y por más amplio que esto parezca,
Implica actuar y hacer más que leer,
Más que siquiera creer
Más que incluso el solo soñar,
Es darle a esta vida algo que legar.
Y no se crean exentos de culpa,
Aquellos que el libro deja a un lado,
Que el arte quien no pide disculpa,
No es la realidad sino un legado,
Es aquello que de un hombre crece,
Pero que al alejarse del perece.
lunes, 4 de enero de 2010
El Fantasma
Que horrible es esa existencia,
De una criatura, un ser inmaterial,
Sin nada que escribir en su memorial,
Sin ser nadie ni antes de la sentencia.
Que aun con vida está muerto,
Quien ni por un nombre pronunciado,
Invisible en este largo y tedioso concierto,
Un ser que nadie en la sociedad ha notado.
Qué triste es ese caminar solitario,
Donde ni la oscuridad te abre los brazos,
Y el día es como noche en tu calvario,
Y se borran incluso tus empeñosos trazos.
Qué duro debe ser ser un fantasma,
Que hasta la luz a tu cuerpo ignora,
Que tu voz ni al silencio pasma,
Que tu existencia nadie corrobora.
Que incluso a la eternidad estés condenado,
Y quizás incluso a una piedra o lugar encadenado,
Incapaz de abandonar tu dolor, de morir,
Si ese es un futuro no quiero siquiera existir.
De una criatura, un ser inmaterial,
Sin nada que escribir en su memorial,
Sin ser nadie ni antes de la sentencia.
Que aun con vida está muerto,
Quien ni por un nombre pronunciado,
Invisible en este largo y tedioso concierto,
Un ser que nadie en la sociedad ha notado.
Qué triste es ese caminar solitario,
Donde ni la oscuridad te abre los brazos,
Y el día es como noche en tu calvario,
Y se borran incluso tus empeñosos trazos.
Qué duro debe ser ser un fantasma,
Que hasta la luz a tu cuerpo ignora,
Que tu voz ni al silencio pasma,
Que tu existencia nadie corrobora.
Que incluso a la eternidad estés condenado,
Y quizás incluso a una piedra o lugar encadenado,
Incapaz de abandonar tu dolor, de morir,
Si ese es un futuro no quiero siquiera existir.
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