Me levante en medio de un ensordecedor ruido
Donde dormía junto a un fusil,
Y a mi lado la muerte sutil
De mi madre desangrada que se había ido.
Me levante llorando por mi propio dolor,
El cadáver ya no importaba,
Mas sí mi pierna que aun torturaba,
Por la bala que disparó mi madre por amor.
Ya las lágrimas solo eran excusas para no salir,
Para no asomar la cabeza,
Ver lo que por religión reza,
Por lo que mi religión mata para intentar vivir.
Más tomo el fusil con miedo a la puerta,
Pues una vez que esté abierta,
Toda humanidad no es cierta,
Si una persona veo tendrá que estar muerta.
Salgo lento, pero acelerando con el paso,
Pero mi mente atrás queda,
Que mas ya no recuerda,
Otra forma de vivir esperando el ocaso.