domingo, 22 de agosto de 2010

Almas en la calle

Calles rebosante de veneno,
De personas que miramos en menos,
Miradas baja y sombras lánguidas,
Dan saludo a las nubes pálidas.

Así el día en su crepúsculo,
Cuando los sonidos no mueven músculos,
Y ya no vemos los tenues pasos,
Ni al sol melancólico del ocaso.

Pasan de esta forma tristes las horas,
Cuando ya no tienes aquello que atesoras,
Cuando dejamos de ser personas,
Y el lamento del alma solo entonas.

Y cual, si el cielo se vuelve demente
En ese instante que es de astros ausentes,
No se volviese loco un segundo,
Y pensase en caminar por el mundo.

Y así emprendiese miserable camino,
Entre almas llorando su destino,
Cabizbajo como aquellos durante el ocaso,
Afligido por penas indescriptibles por un trazo.

Y a pesar de que pienso ahora en esto,
Cuando me detenía a por esas hora en un lugar que detesto,
Vi pasar andando a alguien entre esas almas,
Llorando por dentro y sangrando por las palmas.

martes, 3 de agosto de 2010

Conversando con amigos

Me han preguntado,
Cómo si no vivieran,
Si la realidad no vieran.

Me han preguntado,
Si ese amor fraterno,
No es acaso eterno.

Me han preguntado,
Si acaso soy humano,
Que yo lo creo vano.

Yo he respondido,
Sin titubear palabra,
Que eso se labra.

Yo he respondido,
Que escuche atento,
Tu vida es un cuento.

Yo he callado,
Pues lo que hubiese dicho,
Amistad ida se hubiera predicho.

Yo he callado,
Que tú hipócrita eres,
Que no piensas en otros seres.

Yo he callado,
Que no pensante acaso,
En quienes me escuchan al paso.

Yo he callado,
Que por tú estar preguntando,
Alguien a tras mío está llorando.