lunes, 22 de noviembre de 2010

Cuando el alma grita condenada

Porque muchas veces me levanto,
Y otras veces me siento y escribo,
Otras veces las palabras esgrimo,
Y me aburro de tanto en tanto.

Así cuanto el tedio es fuerte,
Cuando mi gloria fácil ha sido,
Cuando el futuro se ve simple y aburrido,
A veces pienso que caigo inerte.

Pero no es el cuerpo lo que muere,
Sino un alma sedienta de desafíos,
Que sin importarle armarse de enemigos,
Despoja de su trono a la muerte.

Y como un dios impío se alza,
Entre miles de ángeles de alas mansas,
Entre miles de ingenuos caminando de espaldas,
Entre miles de almas vacías de esperanzas.

Y como si fuera poco ella se levanta,
Mira con desprecio y un grito lanza,
Dice “muéranse basuras cascaras rascas”
“no soy como ustedes almas insanas”.

Pero se vuelve a sentar, aburrida,
Nadie responde a ninguna palabra,
Sin importar lo macabra,
Sin importa lo demoniaca sea su movida.

Así piensa que muchas veces se levanta,
Que muchas otras se sientan y escribe,
Que muchas otras palabras esgrime,
Y se aburre de morir sola condenada.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Frente a un espejo roto

Mientras miro aquel espejo roto,
Donde veo decenas de otros,
Que siendo yo no me reconozco,
Que me miran con expresiones que desconozco.

Así yo con ellos converso,
Me hablan en canciones y yo respondo en versos,
Algunos creen en dios y otros en algo más perverso,
Y a pesar de ello nos entendemos.

La conversación se vuelve densa,
Algunos proclaman la ciencia y otros ni piensan,
Algunos quieren vivir y otros solo observan,
Algunos sonríen y otros la muerte anhelan.

Todos ellos quieren hablar por mi lengua,
Todos luchan en esa guerra sin tregua,
En esta masacre que nunca mengua,
Sin hacer favores y nunca quedar en deuda.

Pero inevitable es seguir hacia adelante,
Y dar la espalda a discusiones y debates,
Porque el tiempo avanza y el corazón late,
Sin esperar respuestas de pensadores agonizantes.