viernes, 16 de julio de 2010

Mi simple deseo

Las remembranzas de añejados recuerdos,
Donde los pasos eran grandes barcazas,
Con tripulantes sonrientes de esperanzas,
Sin destino ni recursos cuerdos.

Viejas imágenes de inolvidables aventuras,
Que hoy navegamos seguros,
Ya más grandes y maduros,
Pero nunca más la mirada hacia las alturas.

Porque no tenemos miedo al porvenir,
Sino miedo a lo incierto,
A que hayamos salido de puerto,
Sin las armas a lo que veíamos venir.

Así siempre mirando en nuestros bolsillos,
Aun cuando metas construyamos,
Seguimos pensando en qué olvidamos,
Dejando la aventura como problemas sencillos.

Pero esperanzas tenemos por cierto,
De recuperar la osadía al porvenir,
De sin precauciones el barco construir,
Y zarpar sin mirar nuevamente a puerto.

Con eso dejo hecho mi pequeño velero,
Que forjado solo de deseos,
Espero tripulación y compañeros,
Y escribo mecido tan solo de mis recuerdos.

miércoles, 14 de julio de 2010

Pasando el tiempo

Un seco aire respiro,
Dado que las lágrimas del alba,
Se congelan cuando las miro.

Sin importar si repito esto,
La noche no espera ni aguarda,
Cuando el hielo inunda el resto.

Y lo que puedo tocar,
Lo que estuvo a mi lado un momento,
Se esfuma cuando dudo actuar.

Pero nada puedo hacer,
Porque no me caigo, me hundo,
Es el piso quien viene a desaparecer.

Y con el reloj decidido,
Lo miro para detener mi deseo,
Y descansar lo de esta noche perdido.

Pero sé bien mi error,
Que nadie más tiene la culpa,
Que es por un futuro mejor.

Y sé mejor incluso,
El futuro es a lo menos incierto,
Que en mi convicción soy iluso.

Mi último suspiro lanzo,
Lo doy por lo que aquí he escrito,
Que solo tiempo he perdido esbozando.

viernes, 9 de julio de 2010

Hablando solo

El tedio de un océano abrumado,
De azules dinámicos en tempestad,
Y el profundo silencio en soledad,
Cuando hablo con migo a mi lado.

Cuando todo al viento se mece,
Cuando todo al mar se retuerce,
Cuando todo al tiempo se estremece,
Cuando todo al miedo se enmudece.

Pero las horas pasan sin hundirse,
Las nubes se marchan infelices,
Y el sol me habla en rojos matices,
Cuando la tormenta comienza a irse.

Cuando todo al silencio regresa,
Cuando todo al amanecer empieza,
Cuando todo al océano confesa,
Cuando todo al aire espesa.

Y solo le vuelvo a hablar a mi otro yo,
Como si ahora aferrado al timón,
Y en mi cordura hubiera un aluvión,
Siento que por primera vez me oyó.

martes, 6 de julio de 2010

¿Vida?

Veo el cadáver de una sombra,
Que duerme en la penumbra,
Que mientras sangra deslumbra,
A toda emoción sentida.

La sangre ya es mar profundo,
De un rojo moribundo,
Y un cuarto que confundo,
Con mi propia existencia.

Aun así es canción repetida,
La muerte siempre escondida,
Más no puedo escribirle a la vida,
Cual prostituida vive perdida.

Y por más que quiera pintarla,
Las palabras no pueden calarla,
¿Será por qué imposible enmarcarla?
¿O por ser mísera y superflua palabra?

Mas prefiero dejarla aislada,
Dejarla junto a duendes y hadas,
Porque no quiero que quede olvidada,
Aun cuando la considere inventada.

Porque quiero seguir yo siendo,
Quiero ver a la muerte no muriendo,
Quiero seguir todo esto conociendo,
Aun cuando nada termine teniendo.

sábado, 3 de julio de 2010

Muero en mí mismo

Porque me hastío de leer
De todo aquello que escribo
Aquello que con orgullo vivo
Y odio lo escrito al ver
Que dejó hace mucho de ser
Aquello que me hace estremecer

Pero eso no lo mido
Y no importa cuánto pido
No escribo un cumplido
A alguien quien siempre olvido
Y ahora está podrido
Añejo de un tiempo deprimido

Sangro entonces entre palabras mías
Sentado entre miles de espinas
Al lado de una pluma errante
Despojada de volar como antes
De ver solo cimas
Y agonizar muda su vida

Y al final junto al cuerpo embalsamado
El viento nunca más ha soplado
La pluma entre espinas muere
Y el cadáver palabras muerde
Que saben cómo oxidados
Metales corroídos y olvidados.