miércoles, 28 de septiembre de 2011

Muere un mal sueño

Miro a lo alto, miro a los cielos,
piso basura, piso el recelo,
canto mentiras, canto lo cierto,
cayo verdades, cayo el deseo.

Te miro de frente, caigo fuerte,
te susurro suave, sonido estridente,
te tomo la mano, tiembla mi mente,
busco tus labios, temo mi muerte.

Despierto cansado, nadie a mi lado,
me levanto despacio, levanto el pasado,
avanzo cabizbajo, el cielo espantado,
miro por la ventana, el día ha pasado.

Seco mi rostro, mis ojos resecos,
esmero una sonrisa, me siento hueco,
busco una estrella, el cielo de duelo,
una noche nublada, sigue el enjeco.

Miro hacia el suelo, ya no puedo,
el viento enfurece, mi vida a lo lejos,
me estrello de frente, se vuelve negro,
ahora despierto, por fin acaba el sueño.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La prisión

Pregunto al viento al atardecer,
el nombre que no he de reconocer,
el que deseé olvidar y desaparecer,
el que creí perder para volver a nacer.

Un nombre que en tu cara yo grité,
que a un oído suavemente susurré,
que muchas veces con orgullo alcé,
y en otras tantas con vergüenza oculté.

Y es ese nombre quien me precede,
quien me presenta ante los extraños,
el que recuerdan mis amigos hace años,
y que me acusa de mis faltas y engaños.

Es el mismo con el que creamos todo,
cuando forjamos nuestras alas de lodo,
cuando intentamos volar y solo escurre,
como el tiempo que entre rejas se pudre.

Es él, quien nos encadena nuestro aliento,
quien pinta los sueños del pensamiento,
que nos dice día a día “yo nunca miento,
yo no cambio” por mas que eso nunca siento.

Es por eso que te pregunto, viento:
¿cuan alto podemos volar con nuestras alas,
que forjadas de las cadenas de las que huímos,
son iguales a lo que dibuja el destino que señalas?