sábado, 8 de mayo de 2010

A los que viven felices

Tormentosos tiempos desprovistos de emociones
Cual canciones, largas y sin nuevos acordes,
Lanzan a la vida una tonada de donde
Los más lánguidos viajeros dan sus razones.

Y mientras improviso una pálida taza azul,
Con un profundo negro que consume y refleja
El café despierta así como nos aleja,
Salvando prisioneros eternos que moran en aquel baúl.

Más todas las ideas que formaron parte del aislamiento,
Quedaron amarradas en esas viejas maderas,
Donde siempre bajo llave en la trágica espera
De aquel guerrero que muere de miedo sin arrepentimiento.

Es por eso que escribo a aquellos que siguen corriendo,
Que no miren atrás con la esperanza,
Y que no vean al futuro con alabanzas,
Pues muertos pasamos a ser solo parte de un cuento.

Por eso vivan solo por esta vida que no se recupera,
Que al plantarle frente al futuro teman y lloren,
Que al mirar atrás griten mientras corren
Al darse cuenta que la muerte muy cerca espera.

Más aun les digo que de esperanzas nadie vive ni conforma,
Nadie cambia nada ni mejora,
Nadie dice nada, solo ora,
Nadie escribiría este poema y menos de esta forma.

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