Veo el cadáver de una sombra,
Que duerme en la penumbra,
Que mientras sangra deslumbra,
A toda emoción sentida.
La sangre ya es mar profundo,
De un rojo moribundo,
Y un cuarto que confundo,
Con mi propia existencia.
Aun así es canción repetida,
La muerte siempre escondida,
Más no puedo escribirle a la vida,
Cual prostituida vive perdida.
Y por más que quiera pintarla,
Las palabras no pueden calarla,
¿Será por qué imposible enmarcarla?
¿O por ser mísera y superflua palabra?
Mas prefiero dejarla aislada,
Dejarla junto a duendes y hadas,
Porque no quiero que quede olvidada,
Aun cuando la considere inventada.
Porque quiero seguir yo siendo,
Quiero ver a la muerte no muriendo,
Quiero seguir todo esto conociendo,
Aun cuando nada termine teniendo.
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