lunes, 25 de enero de 2010

Nada para nada

No puedo evitar sonreír,
Con una mueca sínica y retorcida,
Antes escritores ingenuos,
Que creen entender la vida.

Y ante la realidad presente,
Relacionan contextos accidentes,
Y creen responder el mundo,
Con conclusiones incipientes.

Es tanto la ingenuidad vertida,
Que escribir similar apetece,
No con conclusiones apuradas,
Sino de un tema que se le parece.

Así me entretengo escribiendo,
Con frases vacías que nada digan,
Solo espero no ser tomado en serio,
Porque solo son palabras que riman.

Y sin proponer y apenas criticar,
Me divierto al pensar en tu rostro,
Leyendo estas frases quizás ilusionado,
Y ver, que esto es todo.

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