Porque de vez en cuando
Entre mis gélidos pensamientos
Los nombres de la gente resuenan
Como campanas oxidadas por el tiempo
Su sonido ya no se oye profundo,
Amado una vez atrás en el tiempo.
Pero sin más que como un recuerdo
Su melodía ausente mi mente aqueja
Y sin más recelos ni dudas
Esas hermosas campanas doradas
Ahora oscuras como densos bosques
Que apresan la luz con sus espesas hojas
Todo se pierde así en su denso ceno
Donde el suelo árido clama un poco agua
Y que los árboles frondosos, imponentes
Ni una gota seden ni dan paso
Y así, por ese camino transito
Donde el cielo se oscurece por los fuertes
Donde el suelo reclama lo mínimo
Y ni un ruido se oye cuando es invierno.
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