martes, 24 de noviembre de 2009

Mi aventura diaria

Un abismo separaba a dos multitudes de gente, pero en eso, carruajes metálicos llegaron abriendo sus puertas, introduciendo a otros cientos junto a mí a la enviciada jaula. Escapé solo para descender más abajo por pasadizos que eludían el sol, cuando cansado de descender miré que esperaba un nuevo carruaje. Este se llenó rápido, muchos escapaban como a muchos otros apresaba, y cuando finalmente me escabullí antes del estrellar de las puertas estaciones después, no dude en subir buscando el cielo arrebatado. Cuando por fin logre verlo, respire profundo. –Ahora a la bestia con ruedas-

P.D: me disculpo por subir el anterior poema, aun le quiero hacer unas revisiones, a los que lo leyeron favor entender.

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