Vi a un pájaro volando
Y llorando vi un santo
Vi un mártir caminando
Nada cambia en este canto
Oí al gritar a los mudos
Y a un mono con espanto
Oí a bajos agudos
Nada cambia en este canto
Sentí soñar a los cuervos
Y como cubre un manto
Sentí la mano de un verbo
Nada cambia en este canto
Olí al pudrirse un templo
Y con ello su encanto
Olí a un hombre ejemplo
Nada cambia en este canto
Gusté un amargo pasto
También hombres con aliento
Gusté los sueños nefastos
Nada cambia en este canto
Por eso no volví a ver
Ni gustar, oler o sentir
Nunca más como era ayer
El mundo no cambiara, eso advertí
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