jueves, 23 de julio de 2009

Oda a las penurias

Para aquellos que sus horizontes

Son más crudos que horribles pesadillas,

Y sus futuros enterrados bajo montes,

Con personas sentados sobre ellos en sillas.


Quisiera honrar a aquellos hijos de Apolo,

Que en su ceno han crecido y llorado,

Cuyas madres es un melancólico atardecer rojo,

Y sus hermanos, gotas de sangre, derramados.


Pero los sentimientos de impotencia no solo a ellos pertenecen,

Sin esos parientes a su alrededor, mas nadie mas,

Abandonados de una sociedad que perece,

En calles donde se pasa hambres, frío y soledad.


Pero el dolor, eterno e incansable viajero,

Y sin desmerecer a cuanto en casa viven por lo menos,

Es muy diferente nunca tener que perder lo nuestro,

O llorar por aquellos vivos ahora muertos.


Y con tiempo y pluma en mano sigo dedicando,

A aquellos que visito en pesadillas teñidas negras,

Que por una migaja de pan viven la tierra escarbando,

Y gordos en sus sillas abusan y los violan en las canteras.


No quisiera tampoco olvidar aquellos malditos de nacimiento,

Sea culpa de descuidos o lo en la misma sangre llevado,

Y sin culpa solo otros lloran sumidos en el arrepentimiento,

Por el dolor de aquellos, quienes la muerte ya a marcado.


Por ultimo solo quiero hacerles recordar,

Que aquellos nacidos en la guerra, la calle,

en olvidados continentes, enfermos o de cualquier lugar,

Son los que nos rodean reflejados en mundos para olvidar,

Que por suerte no tuvimos que aprender a sobrellevar.

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