Para aquellos que sus horizontes
Son más crudos que horribles pesadillas,
Y sus futuros enterrados bajo montes,
Con personas sentados sobre ellos en sillas.
Quisiera honrar a aquellos hijos de Apolo,
Que en su ceno han crecido y llorado,
Cuyas madres es un melancólico atardecer rojo,
Y sus hermanos, gotas de sangre, derramados.
Pero los sentimientos de impotencia no solo a ellos pertenecen,
Sin esos parientes a su alrededor, mas nadie mas,
Abandonados de una sociedad que perece,
En calles donde se pasa hambres, frío y soledad.
Pero el dolor, eterno e incansable viajero,
Y sin desmerecer a cuanto en casa viven por lo menos,
Es muy diferente nunca tener que perder lo nuestro,
O llorar por aquellos vivos ahora muertos.
Y con tiempo y pluma en mano sigo dedicando,
A aquellos que visito en pesadillas teñidas negras,
Que por una migaja de pan viven la tierra escarbando,
Y gordos en sus sillas abusan y los violan en las canteras.
No quisiera tampoco olvidar aquellos malditos de nacimiento,
Sea culpa de descuidos o lo en la misma sangre llevado,
Y sin culpa solo otros lloran sumidos en el arrepentimiento,
Por el dolor de aquellos, quienes la muerte ya a marcado.
Por ultimo solo quiero hacerles recordar,
Que aquellos nacidos en la guerra, la calle,
en olvidados continentes, enfermos o de cualquier lugar,
Son los que nos rodean reflejados en mundos para olvidar,
Que por suerte no tuvimos que aprender a sobrellevar.
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