Estrellas fulgurantes en el amplio cielo
Ajenado del sol y la luna,
De nubes y sueños,
En noches donde el insomnio reina.
Y con un vaso lleno de olvido,
Que bebo poco a poco incapaz de olvidar,
Con la mirada perdida a un horizonte
Que no existe sino en mi mente.
Y al acabarse el vaso, el tiempo expira,
Y solo frente a un abismo
De incalculable profundidad,
Me despojo del tiempo abandonado a la gravedad.
Cierro mis ojos al viento fugaz,
Que golpea mi rostro, mi alma,
Una ola rompe bajo, rugiendo feroz,
Más fuerte que el último suspiro de vida.
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