Porque hay palabras que reclamo,
Y a cada emoción las letras saltan solas,
Pero a cada una que plasmo,
Dejo con ella tu recuerdo.
Y solo sentado en aquel silencio mío,
Donde florece aquel sentimiento que me deja pálido,
Y por más que salto entre versos,
Siempre la tinta se hace poco para escribirme.
Y así las verdades que esconden tus palabras,
No son más que puñales ensangrentados,
Que arrebatan mis ideas,
Cambiándolas por lágrimas de hielo.
Y el cuerpo se estremece por completo,
Donde tú recuerdo una vez abrazado,
Ahora se pudre en una orilla cualquiera,
Y me pudre al aferrarme a él.
Y abatido por el tedio diario,
Al tiempo que rogaba detenerse hoy apuro,
Y sigo bailando con mi antigua sombra,
Y vuelvo a mi camino hacia el abismo.
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