Cuando espero deseoso
El romper este profundo silencio,
Que la orquesta enmudece,
Esperando escuchar tu voz.
Aquella que niega pronunciarse,
Y su presencia denegan tus labios.
Y me revuelco en un llanto,
Inaudible a través de las ventanas,
Que separa nuestras voces,
Y se opacan con el frío.
Y los cristales se humedecen,
Y lloran su propia impotencia.
Pero aun así creo fielmente,
Que tú sigues detrás de los cristales,
Y que por aquellos tú puedes entreverme,
Y venir a mi helada habitación,
Acompañarme en la profunda intimidad,
Y enseñarme la puerta de salida.
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